martes, 26 de abril de 2011

SECRETOS DE LAS HADAS



Nadie ha logrado descifrar el alfabeto de las hadas. A través de muchos siglos han guardado el secreto del lenguaje en que se comunican y en el que escriben su historia y la d
e los seres mágicos que las precedieron.
Siempre han procurado mantenernos alejados de su mundo más escondido y a ninguna persona le ha sido revelado el misterio.
Saben bien el mal uso que puede hacerse de su sabiduría. Escriben para ellas, para transmitirse lo que aprendieron a lo largo de los Tiempos y para que sus conocimientos permanezcan y sirvan a sus nuevas generaciones.
Por eso su magia y sus hechizos, su historia y su destino se escriben en el aire con luz de atardecer. ¿Como podríamos nosotros, seres terrenales, llegar a comprenderlo?
Debe bastarnos saber que las hadas están ahí, en algún lugar entre el cielo y la tierra y que si creemos firmemente en ellas, quizá logremos verlas. Algún día.

El llanto de las Hadas

Dicen los que saben, que las hadas también lloran, aunque no lo hacen como los humanos.El llanto de las hadas no se pierde en los pañuelos, ni se evapora en el aire Dicen que cuando lloran de alegría, sus lágrimas se convierten en diminutas cuentas de colores brillantes y que las hadas hacen con ellas pequeñas joyas: collares, pendientes y colgantes con los que adornarse y que siempre las llevan puestas para recordar el motivo feliz que las provocó, pero si su llanto es de dolor, es distinto su destino.Dicen que cuando los antiguos espíritus del bosque oyen a las hadas llorar de pena, desde el mismo corazón de la tierra hacen brotar un árbol frondoso, azul y luminoso como el cristal y cada lágrima de hada se transforma en una hoja nueva prendida a sus ramas que crecen y crecen.
Todas las hadas han vertido muchas lágrimas por los niños que nunca las conocerán porque cortaron el camino de su vida el hambre, el frío o el terror.
Y saben que el Árbol nunca dejará de crecer, que nunca cesará la violencia ni la injusticia pero se consuelan teniendo un lugar tan especial donde guardar su pena, porque un árbol crece hacia las alturas y la luz hacia donde la paz siempre es posible.

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